En capítulos anteriores ya he comentado que entrábamos en una época tempestuosa en el tema coches y en otros campos. El Sierra objeto de la última entrega, había significado la vuelta a los coches nuevos, y en cierta medida a la racionalidad. En ese momento en mi garaje había un Lotus Elan, un BMW 2002 Tii, preparado para rallyes, Un Ford Mustang 390 GT, un Alfa Giulia Super, con motor de 2000 GTV y un BMW 3.0 Csl, en bastante mal estado. En cualquier caso no eran realmente coches que se pudieran usar para el día a día. Por lo tanto el Sierra había aportado ese plus, y un uso diario sin problemas mecánicos de ningún tipo, con la tranquilidad que eso conllevaba. Sin embargo mis ojos y oídos estaban atentos a lo que pudiera aparecer. Y como no podía ser de otro modo, un día, algo apareció. Había ido de visita al taller de un amigo, y allí tenia un soberbio E23 732i del 82. Estábamos en ese momento en diciembre del 88. Era color saphirblau metallic, en el que el azul sólo aparecía en según que circunstancias de luz, de tal modo que tenía una tonalidad muy atractiva. Su estado era impresionante, y mi amigo me dijo que estaba en venta. Le pregunté el precio, y me dijo que por 600.000 Pts, me lo podía llevar. Hacía 4 meses que acababa de soltar 4 kilos por el Sierra nuevo, y aunque ese BMW ya tenía 6 años no podía creer que ese cochazo podía ser mío por ese precio. Claro que a la hora de la verdad fueron 800.000, pero como ya tenía la miel en los labios... El trato fue rápido, y al día siguiente fui con la pasta a recoger el coche. Era mi primer 7. Entonces no sabía que pasarían tantos años hasta que volviera a tener otro. Aquí lo tenéis, aunque cuando yo lo vi, estaba, lógicamente mejor. Aquí ya hacía tiempo que llevaba una dura vida: Cuando me senté por primera vez en esos butacones de tela azul, sentí una sensación de poderío y señorío, que sólo recordaba del Maserati Quattroporte. El afilado morro y los amplios cristales, daban una sensación de absoluto dominio de la carretera. El 6L M30, ronroneaba suavemente, y rendía la respetable potencia de 197 CV, que para un 3.2, de sólo 12 válvulas, no estaban nada mal. La nota discordante la daba el volante, al que no sé que calificación le daríais los que encontráis grande el del E38. La dirección era además bastante desmultiplicada, con lo que, al menos comparado con el E38, la hacía algo imprecisa. Por lo demás, las cualidades dinámicas eran muy buenas para el tamaño de vehículo, y la época de la que hablamos. Me acompañó durante los siguientes 5 años, y algunas de las hazañas que con él lleve a cabo en ese tiempo, me conducirían directamente al patíbulo, si las hiciera en la actualidad. La fidelidad y fiabilidad que demostró ese E23, aun me pone la carne de gallina. La única avería que le recuerdo, así a bote pronto, fue el ventilador de climatización interior. Y eso sucedió cuando el coche sobrepasaba ya los 350.000 Km. Por lo demás, el mantenimiento habitual, con sus cambios de aceite y filtros, neumáticos, bujías, frenos, el embrague a los 260.000 Km, y poco más. También le sustituí el puente trasero, pero eso fue por capricho, pues le puse uno con autoblocante, y la misma relación final. Ya he dicho que se trataba de un 732. Este modelo sustituía al 733 anterior, y añadía la novedad de la unidad de gestión Motronic. Fue el primer BMW que la adoptó. Mas tarde pasó al 735 y siguientes modelos, y así hasta llegar a mi actual E38 V12. La caja de cambios era de 5 marchas, con la 4ª directa y la 5ª supermultiplicada. Era un extra en la época, en la que se podía escoger entre 4 cajas de cambio distintas. La de serie era mecánica de 4 marchas, había 2 de 5 marchas, una la que llevaba el mío, Getrag, y la otra la Sport, ZF, con relación cerrada y 5ª directa. Finalmente existía una automática de 3 velocidades. Muchas veces estuve tentado de ponerle la caja Sport, pero era muy difícil de encontrar y el día en que finalmente hallé una se la monté al CSL, dónde era más útil. Así pertrechado, era un aparato temible, si se usaban bien las marchas. El truco era mantener el motor por encima de las 4.000 rpm, y entonces muy pocos coches te podían toser. Eso era así, porque al llevar un cambio tan abierto, caía bastante de vueltas al subir de relación, por lo que si se quería ira medianamente rápido, había que apurar las marchas hasta el corte, de modo que al cambiar el motor cayera en torno a esas 4.000 rpm. Eso no era tampoco necesario, pues la enorme elasticidad del M30, le permitía llanear en 5ª a poco más de 1.000 rpm, y pisarle sin reducir hasta alcanzar el corte de inyección. La aceleración en ese caso no era, evidentemente, fulgurante, pero subía sin rechistar y sin la menor vibración hasta las 6.200 rpm. Por lo tanto era un coche muy agradable para conducirlo en plan padre de familia, haciendo unos excepcionales (para la época) promedios, y si tenías ganas de marcha entonces tenías que trabajar, pero conseguías unas prestaciones espectaculares para ese monstruo de 5 metros y 1600 Kg. Los frenos eran de discos, ventilados en las 4 ruedas, y eran eficaces. No llevaban ABS. El tacto del cambio era muy agradable, aunque no tenía la precisión del que montaba el Sierra. Ford siempre se había distinguido por unos cambios con una excelente precisión y guiado. A bordo, la sensación era de un inmenso espacio. Al ser parabrisas y luneta posterior menos inclinados que en los coches actuales, el interior era muy luminoso y la sensación de espacio muy grande. Como dato anecdótico, al poco tiempo de tenerlo, en el concesionario me dejaron probar un E32, y aunque me gustó mucho, me produjo cierta sensación de claustrofobia, comparado con el E23. En la política de BMW de la época, los coches venían bastante pelados, y los extras que eran numerosos, se pagaban aparte. El mío, aparte de lo de estricta serie, llevaba cierre centralizado (sí, no os sorprendáis, en el 82, era un extra), cristales eléctricos, ordenador, aire acondicionado, suspensión trasera autonivelanate, llantas de aluminio, y poco más. Sin embargo, aunque mi Sierra estaba claramente más equipado, tampoco le echaba en falta nada. Este coche se convirtió, además de en mi coche preferido para los viajes, en el vehículo oficial para arrastrar el remolque con el coche de carreras. La suspensión autonivelante, era muy de agradecer para lo que se requería. Era espectacular ver lo que se hundía la cola al poco rato de parar el motor si tenía el remolque enganchado con algún coche encima. Sin embargo bastaba con darle a la llave, y arrancar el motor, para que la zaga subiera hasta su posición normal. Con este automóvil había hecho el trayecto Barcelona - Jerez, en una época en que desde Valencia hasta Sevilla no había autovía alguna, arrastrando los 1550 Kg del remolque, con su coche a cuestas, en menos de 11 horas. Para que os hagáis una idea de su potencial, eran unos 1150 Kms, de los cuales 600 Km eran de carretera nacional. Y en esas 11 hores están incluidas las paradas para repostar y otras necesidades. Otra vez que viajaba hacia Jerez, esta vez sin remolque, pues el coche de carreras había viajado en camión, decidí ir con el Jaguar XJ 6, que hacia un tiempo me había agenciado. Para los más cotillas, que sé que por aquí hay unos cuantos, la vendedora del ladrillo anterior iba en el asiento del pasajero. Aproveché para llevar al E23 al concesionario para que le hicieran el mantenimiento rutinario. El Jaguar también era un coche que me gustaba mucho, pero aun no había hecho ningún viaje largo con él. ¡Y seguí sin hacerlo! Al llegar al primer peaje, observé un humillo azulado que salía por los escapes. Afortunadamente, en el Jaguar (y en el E23, Sierra y Ferrari 400) ya llevaba instalación de teléfono, aunque eran unos mamotretos que nada tenían que ver con las miniaturas de ahora. Por lo tanto pude llamar a mi fiel concesionario BMW, para que me esperaran sin cerrar pues volvía para recoger el E23 que unas horas antes les había dejado. Eran la 6 de la tarde de un viernes. También eran otros tiempos, aunque tampoco hace tanto de eso, y el encargado esperó a que yo llegara. Y se quedaron el Jaguar. Anda que hoy me harían ese favor. 8 horitas más tarde (iba sin remolque), estaba en Jerez. El E23, nunca fallaba. Nunca me dejó tirado. Y le hice más de 350.000 Km. Me lo vendí cuando el cuenta kilómetros superaba los 450.000 Kms conocidos, en Junio del 93, y seguía sin gastar una gota de aceite. Como alguno ya sabrá, el atontado que me lo compró lo estampó contra una hormigonera, a la semana de quedárselo. Me dolió, en el alma. Me lo había vendido porque en ese momento había tenido serios problemas profesionales, y mi economía estaba bajo mínimos, por lo que necesitaba sacar dinero de debajo de las piedras. Me supo muy mal que acabara así. Entre la llegada de ese coche y su final, habían pasado muchas cosas, unas mejores y otras peores, mi garaje había aumentado, para después menguar rápidamente. Fueron tiempos fantásticos, para lo bueno y para lo malo, pero valió la pena vivirlos. Me dejó un recuerdo imborrable, y no descarto agenciarme otro E23, algún día. Y para ponerle un colofón rosa, la famosa vendedora salió de mi vida casi al mismo tiempo que el E23, aunque, eso sí, menos violentamente. Ese coche me hizo entrar en el universo de la serie 7 de BMW, y conocer una comodidad y un rodar aterciopelado, pero no exento de deportividad, que fue todo un descubrimiento. Era tan cómodo y fácil de conducir como el 130 Coupé, andaba casi tanto como el Maserati Quattroporte, y era tan o más fiable que el Granada. Eran muchos argumentos. Por eso ese E23, siempre tendrá un lugar de honor entre mis Ex.
Excelente relato. Por 1988 yo estrenaba carnet y hacía mis pinitos en un lamentable Renault 18 GTS. Pero de vez en cuando tenía el placer de subir en un 735i E23 de 1986 (el restyling con los faros grandes) que un amiguete le cogía a su padre. En esos momentos me daba igual ir a las fiestas de un pueblo o a otra ciudad o a la costa... la cuestión era disfrutar el 735i aunque fuese como pasajero. Con ese coche me di cuenta de lo que eran los motores de 6 cilindros (para ti en cambio ya eran viejos conocidos y bastante corrientes) y corroboro que en 1988 un E23 era un aparato muy serio que estaba totalmente por encima del parque medio español en el que un BX 1.6 de carburadores era un coche medio y un Kadett GSI de 130 CV arrasaba a casi todo el parque móvil nacional. En la "comparación" con el Jaguar XJ-6 supongo que el BMW ganaba sobre todo en tema de calidad mecánica pero ¿en prestación en carretera?
Estupendo relato. Ya estoy esperando el siguiente ladrillo!!! Esto parece la saga de Star wars, o El Señor de Los Anillos, pero versión automóvil. Supongo que el último capítulo, se referirá a cuando compraste el E38 750IA y se llamará EL RETORNO DEL REY, en honor a su antecesor, el E23 que no presentas hoy. Estupendo relato!
Sensacional!!!! Un E23 en 1988 era una pasada...... Por cierto, mi carnet data de 1988 y yo estaba en esa época en Jaca cumpliendo con unas supuestas obligaciones militares :axe: Lo único que conducía en aquella época era el LandRover del ejército que era el trasto más brusco que he conocido jamás...
Recuerdo un E 23 745 color oro como si fuera hoy, no estoy muy seguro,pero sería por los años 84 -85, el chófer lo aparcaba en el garaje de la urbanización de mis padres, y pertenecía a Xavier Cugat, y le daba servicio cuando venía a Madrid. Lo recuerdo como un carro impresionante, ahora lo veo más pequeño.(Debe ser que los coches han crecido mucho con el tiempo) Yo por aquélla época tenía un Seat 132 1.800 en el mismo color que el E 23 de Cugat, pero a su lado me parecía una birria.Eso si, sigo recordando al 132 como un gran coche, mi padre tenía el 2.000, pero el 1.800 andaba bastante más, no se por qué.Qué buenos tiempos aquéllos de despreocupación, de libertad, de locura, de ver el mundo con una ilusión que....
Magnífico relato, coche impresionante...=P~=P~ Era uno de esos coches que cuando era jovencito, me quedaba prendado al verlo...
Una vez más nos regalas un, como ya te han dicho, soberbio relato. Tu sobresaliente estilo de narrativa nos conduce a aquellos días y, por un momento, me he visto a bordo del E23 con la guapa vendedora de coches. Sobre el fondo, diré que me sorprende lo que ya se devaluaban estos coches. 800.000 ptas es menos de lo que pagó mi padre por el 131 Supermirafiori en enero del 83 que, en el 88, todavía era nuestro coche familiar y acabaría convirtiéndose en el 91 en mi 1er coche. Y en cuanto a mi visión de los coches a mis tiernos 15 - 16 años, creo recordar que mi sueño era, como ha comentado Rei, el Kadett GSI blanco de mi padrino. Ojito a esos 130 jacos (luego tendría otro negro 16V).
te estas metiendo en un lio,porque acabaremos exigiendo mas.Aparte de la muy buena narrativa, nos transportas a tiempos que para muchos de nosotros fueron de inolvidables recuerdos ,automaticamente aparece la nostalgia ,en fin,el mundo del motor no es ni parecido hoy. De todas formas gracias por el "ladrillo" .
Wow... me ha dolido cuando has contado lo de la hormigonera... ahora no hago nada mas que pensar en como habra acabado mi pobre GSA Special color "Amarillo Mimosa", mi primer coche... Por cierto: :xray:
Gracias por los comentarios, compañeros. Por cierto, que ya están todos los 5 ladrillos en el bloq, ordenaditos y seguidos, del primero al último. Eso si es un buen tocho.
Muchas gracias de nuevo por el relato, Kyalami, es un relato precioso. Cómo me gustaría que algún día un coche me durase tantos kilómetros, al final el que más tenía cuando me deshice de él eran 250.000, pero cuando oigo a gente como tú deshacerse de coches con 450.000 km es una maravilla, son muchos viajes y aventuras en la misma montura, ¿cuántos km hacías tú al año? A ver si el E38 llega por lo menos hasta los 300.000, eso significarían varios años de pasar cosas juntos... Además, esas palizas de más de mil km en un día que nos cuentas te dejan molido pero son cojonudas, hay gente que nunca entenderá el por qué se hacen y cuando se enteran de que has heco alguna piensan que estás como una chota o que eres algo tonto, pero que te quiten lo bailao... ¿acaso no es algo cojonudo y un avance del siglo XX, eso de tener un medio de transporte disponible para llevarte por tu propia cuentsa a cientos o miles de km de tu casa en unas pocas horas? Lo que yo puedo evocar de los E23 cuando eran nuevos es que eran coches absolutamente impresionantes y fuera del alcance de los mortales entonces, yo recuerdo verlos por primera vez en Puerto Banús a principio de los 80, y entonces los chavales jugábamos con barajas de esas de cartas de coches y yo, no sé por qué razón, creía que un BMW 735 tenía 7.350cc, un 320 pues 3.200cc, etc., si bien no parecía lógico que un 728 y un 745 se diferenciasen tan poco en cubicaje ... hasta que ya con 12-13 años empecé a leer revistas de coches con asiduidad y comencé a conocer mejor las características técnicas (porque lo que son los coches, ya conocía el 99% de los modelos que se comercializaban entonces). Entonces los coches como este E23 o sus coetáneos Mercedes W126 parecían sólo al alcance de ministros, superricos con yate o alemanes con pasta que venían por la Costa del Sol, y realmente lo estaban. No tenía conciencia de que unos años después estarían disponibles hasta casi regalaos, y siendo mantenibles. No obstante el E23 me parecía muy impresionante, pero no me gustaba ni la cuarta parte que su hermano el E24, que siempre me ha parecido uno de los coches más bonitos de la historia de la automoción. Cuando salió el E32 me pareció mucho más bonito, sobre todo por delante, aunque la trasera caida del E32, al igual que la del E23, no me termina de encajar, como sí lo hizo la del E38 que es sencillamente perfecta. Pues nada, que gracias de nuevo y que... a ver cuándo viene el Ferrari 400, j*der!!!!
Me ha encantado el ladrillo. Incluso aunque el modelo de que trata no es de mis favoritos. El E23 que yo veía en aquellos tiempos era el del presidente de Philips en España, empresa en la que trabajaba yo por entonces. Iba siempre conducido por chofer y la imagen que me daba, al igual que los Mercedes grandes, era la de un coche para gente muy mayor. Ahora que ya he crecido lo sigo viendo como algo para gente de otra edad muy superior a la mía, jeje. Supongo que eso no se pasará nunca, las imágenes que nos forjamos en un tiempo quedan con nosotros para siempre. Eso no quita que me parezca en magnifico coche solo que para gente "mas seria". Me pasaba un poco lo mismo con el E38 que, hace años, aunque me gustaba, en cuanto me metía dentro me daba esa impresión de estar montándome en el coche que me ha prestado papá. Un saludo y no pares con tus narraciones por favor.
Me sumo a la petición!!! Ya va siendo hora; la escritora de Harry Petas se forró a base de ir dando las entregas con cuentagotas, pero es que llevamos muchos meses de espera. :mob::mob:
Magnífico relato, como siempre un autentico disfrute leerte. Me gustan las pinceladas personales que añades de vez en cuando, porque hacen que, más que el relato de unas adquisiciones, parezca el retrato de una vida dedicada a conocer unas máquinas que tantas y tan profundas emociones te han proporcionado. Y es que, aun a riesgo de que me tildeis de sentimental, las máquinas no son nada hasta que les añadimos nuestras pasiones y vivencias, que son las que les dan sentido. Enhorabuena por una vida tan llena de emociones!
Me he reido con lo de la hormigonera ; - "Me dolió, en el alma". Yo llamaría el conjunto de historias de Kyalami ; "Novelas románticas del automovislita". (Para ponerle un nombre al libro que publicará, seguramente sea un Best Seller). Me ha encantado.=D=
